Soldado soviético durante la guerra de Afganistán. 1988. Autor: Mijaíl Yevstáfiev |
Afganistán fue el Vietnam soviético. Esta afirmación se debe a las pautas comunes que compartió el conflicto ruso-afgano con la derrota estadounidense en Vietnam en el marco de la Guerra Fría. En efecto, se pueden señalar algunos aspectos compartidos: por un lado, las dos grandes potencias como agresoras (EEUU-URSS), sobradas de recursos de todo tipo y dotadas de impresionantes ejércitos; en apoyo de pequeños aliados cuyos problemas podían generar inestabilidad en áreas de importancia geoestratégica (Vietnam del Sur para EEUU; Afganistán para la URSS) frente a grupos que intentaban alterar esa relación de poder (Vietnam del Norte y comunistas; Muyahidines), generando así, a su vez, un conflicto indirecto con la otra potencia mundial. Por otro lado, un país económicamente poco desarrollado y políticamente diminuto frente al atacante, pero que acabó convirtiéndose en un verdadero quebradero de cabeza, y un pozo sin fondo al que fueron a parar ingentes recursos económicos, materiales y humanos que acabaron socavando parcialmente el poderío de la potencia invasora. En este caso, la Unión Soviética.
En 1978 se había producido un golpe de Estado en Afganistán, que llevó a la instauración de un régimen comunista liderado por Mohamed Taraki, del Partido Democrático Popular de Afganistán (PDPA). Éste trató de introducir profundas reformas económicas y sociales. En el primer caso, la base de su gobierno fue una reforma agraria que implicó la creación de cooperativas agrícolas. En el aspecto social -y debemos recordar que la afgana era una sociedad cuasifeudal- buscó implantar el laicismo, iniciativa que chocó con férreas resistencias. De este modo, a lo largo de 1979 comenzaron a formarse guerrillas que derivaron en la rebelión de los muyahidines, fundamentalistas islámicos. Todo ello coincidió con la división que existía en el seno del PDPA, que llevó al golpe de Estado del primer ministro Amín, en el que Taraki fue derrocado.
Mohamed Taraki instauró un Gobierno prosoviético |
A las cuestiones indicadas debemos sumar el temor de Moscú a un contagio islamista a las repúblicas soviéticas vecinas, así como su ambición de abrir una nueva vía hacia las regiones petrolíferas de Irán e Irak. La situación acabó derivando en la invasión de Afganistán por parte de tropas soviéticas el 25 de diciembre de 1979, lo cual implicó la ayuda a los muyahidines -y al grupo más radical, los talibanes- por parte del gobierno del presidente estadounidense Carter, estableciéndose un nuevo conflicto indirecto entre ambas potencias que enturbió el llamado clima de distensión.
Más de cien mil soldados soviéticos ocuparon el territorio afgano, contando con unos dos mil carros de combate y los más efectivos -dado lo abrupto del terreno y la escasez de carreteras- helicópteros Mi-8. Frente a ellos tenían a un enemigo fanático y obstinado pero que, a diferencia del Vietcong, no contaba con un mando unificado y sus acciones no obedecían a una estrategia bien planificada.
Más de cien mil soldados soviéticos ocuparon el territorio afgano, contando con unos dos mil carros de combate y los más efectivos -dado lo abrupto del terreno y la escasez de carreteras- helicópteros Mi-8. Frente a ellos tenían a un enemigo fanático y obstinado pero que, a diferencia del Vietcong, no contaba con un mando unificado y sus acciones no obedecían a una estrategia bien planificada.
Muyahidines en la provincia de Kunar, 1987. Autor: Erwin Lux |
Pero las dificultades del terreno, el fanatismo de la guerrilla y el suministro de armas y financiación por parte de los Estados Unidos llevaron a la prolongación y estancamiento del conflicto, con numerosas bajas para la Unión Soviética. Debe señalarse que los guerrilleros contaron también con apoyo de otros países como China y Pakistán, e incluso con combatientes voluntarios musulmanes de diversas nacionalidades. De ahí que su área de mayor resistencia estuviese situada en los valles fronterizos con Pakistán, asegurándose así las rutas para la recepción de armamento y material extranjeros. Así mismo, cada vez más afganos se unieron a las filas guerrilleras al creer que el Gobierno de Kabul no era más que un títere de Moscú.
De este modo, la ocupación soviética duró hasta el 15 de febrero de 1989, sin lograr derrotar la resistencia islamista. Un año antes, en el marco de la perestroika, Mijaíl Gorbachov firmó con EEUU, Pakistán y Afganistán un acuerdo para la retirada de sus tropas. En Afganistán quedaba abierta una guerra civil que culminó con el derrocamiento del PDPA en 1992 y el establecimiento del régimen de los talibanes en 1996. La sangría económica, las bajas y los nulos resultados hicieron que la derrota causase gran consternación en la Unión Soviética.
Sello conmemorativo de la Perestroika, 1988. |
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FUENTES
VV.AA.: Atlas de Historia del Mundo. Barcelona. Parragon Books, 2006.
historiasiglo20.org
Documental "La Guerra de Afganistán (1978-1992)"
Documental "La Guerra de Afganistán (1978-1992)"
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