La Segunda Guerra Mundial es un periodo complejo que entraña multitud de historias y anécdotas dignas de escuchar. Si hay una temática histórica que apasiona a buena parte de la sociedad es precisamente la Segunda Guerra Mundial. Para muestra, un botón: visiten cualquier librería, y podrán observar la ingente cantidad de publicaciones, académicas y divulgativas, que tratan sobre la misma desde infinidad de puntos de vista. En definitiva, en tan basto granero de anécdotas, hay lugar para todo y, cómo no, para el heroísmo. Darío Rodríguez nos trae una de esas interesantísimas historias a las que nos referimos, no demasiado conocida, aunque sorprenderá a más de uno saber que inspiró una película tan célebre como Evasión o Victoria.
Darío Rodríguez González
Licenciado en Historia
Licenciado en Historia
Hoy toca hablar de fútbol, pero no de un Madrid-Barcelona o
un Sporting-Oviedo, sino de un partido jugado en plena II Guerra Mundial, en el
cual lo que estaba en juego no eran 3 puntos o un título, sino la vida.
Corría el año 1941 cuando la ciudad de Kiev fue ocupada por
los nazis. Al igual que en otras ciudades dominadas por el ejército alemán, la
capital ucraniana se convirtió en un infierno, poblada por cientos de
prisioneros de guerra, y entre ellos, Nikolai Trusevich, meses antes portero
estrella del Dinamo de Kiev. Un panadero alemán le descubrió y lo rescató,
dándole techo, comida y un trabajo en la panadería, pero le encomendó una labor
aún más importante, reunir a sus ex-compañeros del Dinamo.
La Historia es digna de película, el portero recorrió lo
poco que quedaba de ciudad, y entre heridos y mendigos fue descubriendo, uno a
uno, a sus amigos del Dinamo. El panadero les dio trabajo a todos, incluidos
tres futbolistas rusos, antes enemigos del Dinamo. En pocas semanas, la
panadería escondía entre sus empleados a un equipo
completo.
Una vez reunido el equipo, solo quedaba jugar, y fue así
como nació el FC Start. Gracias a los contactos de amigos alemanes del
panadero, el Start comenzó a jugar contra guarniciones de distintos países. El
7 de junio de 1942, jugaron su primer partido en la liga local. El primer
oponente del FC Start fue el Rukh. Pese a su evidente desnutrición
y a trabajar sin descanso en la panadería la noche anterior, vencieron por un
contundente 7- 2. Su siguiente partido fue contra una selección húngara formada
por soldados de este país, y los ‘panaderos’ ganaron 6-2. Luego le metieron 11
goles a un equipo rumano. El gran partido se
produjo el 17 de julio cuando se enfrentaron a un equipo
del ejército alemán y lo golearon por 6 -0. Muchos nazis empezaron a molestarse
por la creciente fama de este grupo de panaderos y le buscaron un rival que pudiera hacerles frente y batirles. Éste fue
el MSG húngaro que llegaba con la misión de derrotarlos, pero el FC Start lo apalizó
con un humillante 5-1, y más humillante fue aún cuando los húngaros pidieron la
revancha y volvieron a perder 3-2.
Los alemanes no podían permitir por más tiempo que un equipo
de panaderos se pasease por los terrenos de juego, por lo que prepararon un
conjunto con miembros de la Luftwaffe, el denominado Flakelf. Los nazis, una
vez más, fracasaron, el Start les aplastó con un 5-3. El equipo de Hitler había
caído. Ésta última derrota despertó todas las alarmas entre los alemanes, por
lo que los soldados se pusieron a investigar, y descubrieron la ‘trampa del
panadero’. Descubierta la tapadera, la orden fue clara, matarlos a todos, pero antes,
debían ganarles, no querían dejar la imagen de asesinos perdedores. La raza
aria era superior siempre, y más en el deporte.
El partido se disputaría el 9 de Agosto, en el estadio Zénit
de Kiev. Un oficial de las Waffen-SS fue
nombrado árbitro. Antes del choque, entró en el vestuario y dijo en ruso: “soy
el árbitro, respeten las reglas y saluden con el brazo en alto”, exigiéndoles
que hicieran el saludo nazi.
El FC Start
(Football Club Start) estaba integrado por ocho jugadores del Dinamo Kiev
(Mykola Trusevych, Mikhail Svyridovskiy, Mykola Korotkykh, Oleksiy Klimenko,
Fedir Tyutchev, Mikhail Putistin, Ivan Kuzmenko y Makar Goncharenko), y tres
jugadores del Lokomotiv Kiev (Vladimir Balakin, Vasil Sukharev y Mikhail
Mielnizhuk). Una vez saltaron al campo, los futbolistas del Start (camiseta
roja y pantalón blanco) alzaron el brazo, pero en el momento del saludo se lo
llevaron al pecho y en lugar de decir “!Heil Hitler¡”, gritaron”!Fizculthura¡”,
un eslogan soviético que proclamaba la cultura física. Los alemanes (camiseta
blanca y pantalón negro) se adelantaron en el marcador, pero el Start logró
remontar y al descanso se llegó con un 3-1.
En el descanso se repitieron las visitas, pero esta vez las amenazas por parte de los nazis fueron más duras :“si ganan, no queda nadie vivo”. Los jugadores del Start, aterrados, se plantearon no salir al segundo tiempo. Pero pensaron en sus familias, en los crímenes que se cometían, en lo que ellos habían sufrido, en el riesgo que había corrido el panadero, en la gente sufrida que en las tribunas gritaba por ellos. Y volvieron al césped. La segunda parte fue una oda al fútbol. Como se dice vulgarmente, ‘bailaron a los alemanes’. En los últimos minutos del partido, cuando el marcador reflejaba un 5-3 a favor del Start, el delantero Klimenko encaró mano a mano al portero, lo regateó con facilidad y elegancia, y cuando quedó solo sin oposición, a escasos centímetros de la portería, dio media vuelta y despejó la pelota hacia medio campo. Fue un gesto de desprecio, de burla, de superioridad total. El estadio se vino abajo. Viendo la humillación que sus compatriotas padecían en el césped, el árbitro decretó el final del partido antes de cumplirse el minuto 90 con el resultado de 5-3.
Al día siguiente en todo Kiev se hablaba del partido, en cualquier rincón se comentaba la hazaña de los ‘panaderos’. Dada la popularidad del encuentro los nazis decidieron dejarles una ‘tregua’. Tal es así que el START, pocos días después, volvió a jugar, y por supuesto ganar, otro partido contra el Rukh, el resultado, 8-0.
En el descanso se repitieron las visitas, pero esta vez las amenazas por parte de los nazis fueron más duras :“si ganan, no queda nadie vivo”. Los jugadores del Start, aterrados, se plantearon no salir al segundo tiempo. Pero pensaron en sus familias, en los crímenes que se cometían, en lo que ellos habían sufrido, en el riesgo que había corrido el panadero, en la gente sufrida que en las tribunas gritaba por ellos. Y volvieron al césped. La segunda parte fue una oda al fútbol. Como se dice vulgarmente, ‘bailaron a los alemanes’. En los últimos minutos del partido, cuando el marcador reflejaba un 5-3 a favor del Start, el delantero Klimenko encaró mano a mano al portero, lo regateó con facilidad y elegancia, y cuando quedó solo sin oposición, a escasos centímetros de la portería, dio media vuelta y despejó la pelota hacia medio campo. Fue un gesto de desprecio, de burla, de superioridad total. El estadio se vino abajo. Viendo la humillación que sus compatriotas padecían en el césped, el árbitro decretó el final del partido antes de cumplirse el minuto 90 con el resultado de 5-3.
Al día siguiente en todo Kiev se hablaba del partido, en cualquier rincón se comentaba la hazaña de los ‘panaderos’. Dada la popularidad del encuentro los nazis decidieron dejarles una ‘tregua’. Tal es así que el START, pocos días después, volvió a jugar, y por supuesto ganar, otro partido contra el Rukh, el resultado, 8-0.
Pero la tregua finalizó, y los nazis acudieron a la
panadería. El primero en morir torturado fue
Kortkykh. Los demás fueron arrestados y enviados a los campos de concentración
de Siretz. Allí mataron brutalmente a Kuzmenko y Klimenko. Se dice que
Trusevich, el portero, murió con la camiseta puesta.
Los únicos que corrieron distinta suerte fueron Goncharenko y Sviridovsky, que no estaban en la panadería, por lo que lograron sobrevivir, escondidos, hasta la liberación de Kiev en noviembre del '43. El resto del equipo fue torturado hasta la muerte.
La Historia ha definido este partido como el Partido de la Muerte. A día de hoy, todo aquel que posea una entrada de aquel partido, tiene entrada gratis en el estadio del Dinamo de Kiev. Les torturaron, les mataron, pero su recuerdo aún pervive en la capital ucraniana. Una estatua se erigió en el estadio, recordando a los héroes del START. Los "panaderos" que nadie pudo vencer.
FUENTES
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