domingo, 21 de abril de 2013

La Primera Guerra Mundial y su influencia sobre el mundo de J.R.R. Tolkien

En nuestro compañero Vicente Iglesias confluyen su formación en la disciplina y la devoción por la literatura fantástica. El resultado es el siguiente: un texto que busca explorar las raíces del mundo tolkeniano. Nuestro colaborador analiza la influencia de la Gran Guerra en la figura de un soldado que buscó en su imaginación una vía de escape a la cruda realidad que le tocó vivir.
 

Vicente Iglesias Peña
Licenciado en historia


Tolkien, durante la Primera Guerra Mundial, 1916.

1916. Allí donde se extendía una hermosa campiña francesa ya no quedaba nada. Aquel bucólico paisaje había desaparecido por completo, dando paso a un escenario digno de la más cruel pesadilla. La naturaleza del medio fue arrancada, la vegetación se trocó por cadáveres y metralla, las colinas y praderas se desfiguraron en cráteres y barro, el verde predominante se tornó negro de hollín y rojo de sangre. En la atmósfera abundaba una inmunda neblina compuesta del olor a la putrefacción, chamusquina y gases letales. La muerte sobrevolaba aquel paraje. Nadie pudo imaginar la destrucción que el hombre fue capaz de engendrar. Miles de soldados se hacinaban en las trincheras esperando su suerte, invitados a ser pasto de las enfermedades o de la artillería enemiga.
 
Durante la Primera Guerra Mundial murieron más de 1 de cada 8 combatientes, con un promedio de 6.046 hombres muertos cada día durante los cuatro años de conflicto. En semejante situación, es difícil situarse en la piel de alguien que padeciese tal realidad, o de imaginar qué se le puede pasar por la cabeza. En tales condiciones, ¿existe lugar para los sueños, el arte o la esperanza? Fue con un lápiz y una libreta, en medio de una trinchera, donde nació la Tierra Media, a manos de un teniente en la batalla del Somme. Es en ese momento cuando J.R.R. Tolkien comienza a escribir sobre hobbits y orcos, anillos y espadas, castillos y minas.

Eran tiempos de guerra, sin embargo Tolkien decidió terminar sus estudios en Oxford antes de enrolarse en el ejército. Se licenció con honores de primera clase en lenguas y literatura anglosajona en 1915, y en ese mismo año se alistó para formar parte del regimiento de fusileros de Lancashire. Su erudito dominio de las lenguas antiguas le permitió capacitarse para servir como oficial de comunicaciones en su batallón. En el verano de 1916, Tolkien se encontraba en el 11º Batallón de fusileros de Lancashire, destinado al frente occidental, participando en la ofensiva aliada en el Somme. Allí es donde observará con sus propios ojos el horror de la contienda, con su cuaderno de notas a mano, sufriendo en carne propia la guerra de desgaste. En medio de un mar de bajas, Tolkien tuvo la suerte de salir ileso frente al fuego enemigo, pero no sus mejores amigos, con los que mantenía un vínculo especial formando una erudita asociación para tomar el té. La soledad se cernía sobre Tolkien, heredando de sus colegas la carga de sus sueños literarios.
 
A pesar de que la obra no pretende ser ningún tipo de alegoría, resulta difícil obviar el contexto de su origen. La devastación que vieron sus ojos fue sin duda un acicate que le empujaría a crear un rico mundo de fantasía donde evadir a la realidad, y la nostalgia que debió sentir ante la pérdida de sus más íntimos amigos, reforzó sus deseos internos de concebir una mitología de la que carecían los británicos.

Resulta singular el modo en que debió percibir los efectos de la Gran Guerra, viéndose frente a un enemigo implacable en forma de ametralladoras, minas, morteros, bombardeos y gases. Contemplando la muerte de muchos camaradas que daban su vida por una causa que obedecía al juego de poder de las potencias europeas. Un poder que Tolkien representa en su obra de un modo tan sencillo como un anillo, sin embargo siniestro y adictivo. En una guerra cuyo antagonismo viene interpretado por espectros, orcos y todo tipo de bestias sin el menor atisbo de bondad. Con unos personajes que se ven superados por los acontecimientos, y un protagonista que nunca volverá a ser el mismo, que no pudo regresar a su hogar para quedarse, dejando atrás sus sombrías vivencias.

Finalmente Tolkien fue apartado del frente debido a la enfermedad, aquejado de la entonces llamada "fiebre de las trincheras". Ya no regresaría más a la batalla. En 1918 termina la guerra y Tolkien renuncia a pensiones o medallas, pues considera que ha cumplido con su deber. Durante su larga convalecencia, inicia los relatos de la Tierra Media pero no llegan las publicaciones. Tolkien no se limita a escribir una novela, está gestando un rico universo lleno de culturas, lenguas y razas. El Hobbit fue publicado en 1937 pese a tratarse de un mero cuento para sus hijos. Más tarde llegaría El Señor de los Anillos, publicado en 1954, gracias al éxito de la novela anterior. Sin embargo, sacaba a relucir un mundo mucho más profundo y vasto.

Así fue cómo un hombre ducho en lingüística creó un mundo colmado de belleza con una historia idealizada, pero a su vez amenazado por un invasor desprovisto de humanidad o misericordia. Una visión romántica de cómo había llegado una nueva era, que desafiaba con destruir el mundo y dejar en el olvido un pasado mejor, más heroico.



FUENTES
 
BLACK, Jeremy: Las setenta grandes batallas de todos los tiempos. Blume, 2009.
FOLLETT, Ken: La caída de los gigantes. Plaza & Janés, 2012.

El fenómeno

La Gran Guerra, 1914-1918

Documental "J.R.R. Tolkien. El legado de la Tierra Media"
 

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