lunes, 12 de enero de 2015

Guerra de la Independencia: El mariscal Ney invade Asturias




El más famoso de los mariscales de Napoleón posó sus botas sobre la tierra asturiana allá por mayo de 1809. Nos referimos al impetuoso Mariscal Ney. Por aquel entonces, Asturias era una isla rodeada por el territorio ocupado por las tropas imperiales y, si bien no contaba con un gran ejército, sí que constituía una amenaza sobre las comunicaciones entre Galicia y la meseta. A los franceses les preocupaba la presencia en Oviedo del general Pedro Caro y Sureda, Marqués de La Romana, que se había distinguido en su mando sobre la expedición del Báltico. Por este motivo, se planeó la primera de las invasiones contra Asturias partiendo de tres frentes: el este, desde Santander, le correspondería a Bonet; al sur, partiendo de León, se incorporarían las tropas de Kellermann; y deslizándose desde Galicia, al oeste, el Mariscal Ney.

Decimos deslizándose porque el principal objetivo de la invasión consistía en la captura del Marqués de La Romana, lo que exigía contar con el factor sorpresa y evitar que la alarma asturiana advirtiera a la capital. Así, el Mariscal partió de Lugo el 13 de mayo con una columna de unos 4.000 hombres,  integrada por infantería (27º, 39º y 59º de Línea; 25º Ligero),  trescientos jinetes (3º de Húsares y 25º de Dragones) y artillería (ocho piezas de artillería de montaña) [1]. En un alarde de astucia, el Mariscal cruzó la frontera asturiana por Ibias, al amparo de terrenos montañosos, donde los caminos eran poco transitables pero, como contrapartida, avanzaría amparado por la discreción. Así, cruzó los puertos de Rañadoiro, Cerredo y Leitariegos, para atravesar luego las villas asturianas del occidente: Cangas de Tineo -actual Cangas del Narcea- (16 de mayo), Tineo y Salas (día 17), cruzando el río Narcea en Cornellana. Al día siguiente alcanzaba Grado, donde encontraría la primera y más importante resistencia que habría de afrontar en el ya famoso encuentro de Peñaflor.




El resultado ya se ha tratado en este blog: las curtidas tropas del Mariscal vencen sin demasiada dificultad a los asturianos, pasando luego a cuchillo a la población de Grado. Tras pernoctar en la casa solariega de La Campona, al día siguiente Ney entra en Oviedo. Pero el Marqués de La Romana ya no estaba en la ciudad. Durante el combate de Peñaflor, se había apresurado a partir hacia Gijón, de cuyo puerto saldría en un buque inglés. Desde luego, esta no era la conducta que cabría esperar de un general de su prestigio.

El principal objetivo de la misión se había visto frustrado, y desde Galicia llegaban terribles noticias: el Mariscal Soult había sufrido serios reveses en Portugal y la amenaza sobre Galicia era seria. Por tanto, Ney se vio obligado a retomar el camino de vuelta, esta vez por la costa asturiana, encontrando alguna resistencia aislada por parte de las alarmas de Avilés, Muros del Nalón y Navia [2].

 

[1] CALVO, J.L.: "Acciones de guerra en el puente de Peñaflor (1809-1810)", en FERNÁNDEZ, G.A. (Coord.), Grado-Grau, villa y alfoz. Actas de las Jornadas de Estudios Locales, Grado, Círculo de Estudios Pramarenses, 2014, 4, p.61.
[2] CARANTOÑA, F.: La Guerra de la Independencia en Asturias. Madrid, Silverio Cañada, 1984, p.154.


FUENTES


ATTERIDGE, A.H.: Marshal Ney. The bravest of the brave. Barnsley, Pen & Sword, 2005.

CALVO, J.L.: "Acciones de guerra en el puente de Peñaflor (1809-1810)", en FERNÁNDEZ, G.A. (Coord.), Grado-Grau, villa y alfoz. Actas de las Jornadas de Estudios Locales, Grado, Círculo de Estudios Pramarenses, 2014, 4, pp.57-68.

CARANTOÑA, F.: La Guerra de la Independencia en Asturias. Madrid, Silverio Cañada, 1984.



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