Firma del Tratado de Versalles, 28 de junio de 1919. |
"Esto no es un tratado de paz, sino un armisticio de veinte años", Ferdinand Foch.
11.00 horas del 11 de noviembre de 1918: Fin de la Primera Guerra Mundial, un conflicto que arrojaba a su ocaso la cifra de ocho millones de muertos. Los imperios otomano y austro-húngaro desaparecían del mapa, al tiempo que en el ruso se imponía el comunismo y los Estados Unidos se consolidaban como la potencia hegemónica de todo el orbe. Y Francia, el país que había sufrido en su territorio lo peor de la guerra, miraba hacia los tratados de paz con un profundo revanchismo.
El presidente estadounidense Wilson anhelaba una paz estable. El 8 de enero de 1918, presentó ante el Congreso sus Catorce Puntos, orientados hacia una reducción de armamentos y la creación de lo que más tarde se llamó Sociedad de Naciones (SdN). Sin embargo, sus socios europeos no eran tan tibios.
El Tratado de Versalles firmado en junio de 1919 en la Sala de los Espejos resultó extremadamente duro. Alemania era considerada como la potencia agresora y, por ello, debía asumir su responsabilidad renunciando a Alsacia y Lorena -que retornaban a control de Francia-, a la mayor parte de Prusia Oriental -en beneficio de Polonia- y a sus colonias, administradas desde entonces por la SdN. Su ejército, privado de cualquier elemento considerado ofensivo, no podría superar los 100.000 hombres. Sin embargo, el aspecto más penoso consistió en la imposición de reparaciones de guerra por parte de Francia, según las cuales Alemania habría de pagar el costo de la guerra en moneda u otros bienes como carbón y acero. El último pago de las indemnizaciones de guerra por Alemania se produjo el 3 de octubre de 2010. ¡92 años después del fin del conflicto!
El lamentable Tratado de Versalles, impuesto a una Alemania que, recordemos, no fue totalmente derrotada -no se ocupó su territorio como ocurriría al final de la Segunda Guerra Mundial- provocó un profundo descontento en la sociedad alemana que más tarde se agravaría en los tiempos de la hiperinflación de la República de Weimar. Conjunto de desencantos y fatalidades que, años más tarde, Adolf Hitler sabría exprimir. Considerado por los nazis como fuente de todos los males de Alemania, Hitler anuló el Tratado de Versalles en 1935 y Alemania se lanzó hacia la vía sin retorno de un frenético rearme que derivó en la Segunda Guerra Mundial.
El presidente estadounidense Wilson anhelaba una paz estable. El 8 de enero de 1918, presentó ante el Congreso sus Catorce Puntos, orientados hacia una reducción de armamentos y la creación de lo que más tarde se llamó Sociedad de Naciones (SdN). Sin embargo, sus socios europeos no eran tan tibios.
El Tratado de Versalles firmado en junio de 1919 en la Sala de los Espejos resultó extremadamente duro. Alemania era considerada como la potencia agresora y, por ello, debía asumir su responsabilidad renunciando a Alsacia y Lorena -que retornaban a control de Francia-, a la mayor parte de Prusia Oriental -en beneficio de Polonia- y a sus colonias, administradas desde entonces por la SdN. Su ejército, privado de cualquier elemento considerado ofensivo, no podría superar los 100.000 hombres. Sin embargo, el aspecto más penoso consistió en la imposición de reparaciones de guerra por parte de Francia, según las cuales Alemania habría de pagar el costo de la guerra en moneda u otros bienes como carbón y acero. El último pago de las indemnizaciones de guerra por Alemania se produjo el 3 de octubre de 2010. ¡92 años después del fin del conflicto!
El lamentable Tratado de Versalles, impuesto a una Alemania que, recordemos, no fue totalmente derrotada -no se ocupó su territorio como ocurriría al final de la Segunda Guerra Mundial- provocó un profundo descontento en la sociedad alemana que más tarde se agravaría en los tiempos de la hiperinflación de la República de Weimar. Conjunto de desencantos y fatalidades que, años más tarde, Adolf Hitler sabría exprimir. Considerado por los nazis como fuente de todos los males de Alemania, Hitler anuló el Tratado de Versalles en 1935 y Alemania se lanzó hacia la vía sin retorno de un frenético rearme que derivó en la Segunda Guerra Mundial.
FUENTES
LIVESEY, Anthony: Grandes Batallas. La Primera Guerra Mundial. Barcelona, 2002, Folio, pp. 102-103.
El País, 3 de octubre de 2010.
No hay comentarios:
Publicar un comentario